La historia comienza...

Debido a varios factores como la actividad humana y el cambio climático, se ha observado un aumento en la cantidad de tortugas marinas varadas, lesionadas y enfermas encontradas en las playas mexicanas.

Michin ha sido el hogar temporal de varias tortugas, cada una de ellas tiene su propia historia, pero todas marcadas por el esfuerzo, la dedicación y el trabajo que se realiza en Michin para rehabilitarlas y regresarlas al océano.

Una de las historias es la de Kelly, una hermosa tortuga prieta, la cual sobrevivió por algunos meses en una pileta de una casa de Veracruz, México; cuando la autoridad la encontró estaba a punto de morir.

La tortuga se encontraba en muy mal estado, sus movimientos eran mínimos, solo se reducían a sacar su nariz para respirar de vez en cuando, pero en todo momento sus ojos permanecían cerrados, se podía advertir que pasaba por un gran sufrimiento.

La autoridad llamó a Michin, que cuenta con un grupo de especialistas, programas de educación, rescate, conservación y liberación. Ellos mencionaron que se encontraba a punto de perder la vida. El equipo de expertos de Michin se movilizaron de forma inmediata. Al llegar constataron el mal estado de la tortuga, inmediatamente fue atendida. El traslado a Michin Puebla representaba todo un reto, nada garantizaba que sobreviviera el viaje.

Cuando la sacaron de la pileta, la tortuga abrió los ojos y miró a sus rescatistas, fue una señal clara que de sus ganas de vivir. El proceso de rehabilitación ha sido lento, aún continúa recuperándose, pero por el tiempo en la pileta sufrió daños neuronales que le impiden alimentarse por ella misma.

No sabemos si este daño neuronal puede revertirse, pero de lo que sí estamos seguros es que hoy Michin es su hogar, está acompañada por diversos tiburones, otras tortugas y por sus cuidadores, que no se rinden, continúan trabajando para que algún día Kelly regrese al océano.